Con los "Austrias mayores" la principal fuente de tensiones se sitúa en el Mediterráneo y el área centroeuropea.
Felipe II heredó los problemas de su padre: En Europa se
enfrentó con Francia, siempre victorioso, por el control de territorios italianos (Nápoles y
Milán). Frente a los turcos estableció un statu quo en el Mediterráneo
tras la batalla de Lepanto de 1571. Fracasó sin embargo en sofocar el
levantamiento de los protestantes holandeses que conseguirán la independencia a
finales del siglo XVII, y también fue derrotada su Armada Invencible frente a
la protestante Isabel de Inglaterra 1588.
Con los "Austrias menores", las tornas cambian.
A pesar del intento fracasado de reforma centralista del Conde-Duque
de Olivares, valido de Felipe IV, la la paz de Westfalia 1648, que pone fin a
la guerra de los 30 años (1618-1648) suponía el inicio de la pérdida de la
hegemonía de los Austrias en Europa, con la independencia de Holanda
protestante y la pérdida de territorios pirenaicos de Rosellón y Cerdaña (conseguidos
por Fernando el Católico).
Con Carlos II se pierden todos los territorios europeos del Imperio Hispánico en 1713.
Con Carlos II se pierden todos los territorios europeos del Imperio Hispánico en 1713.
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