La presencia
de los musulmanes en la península, genera un gran desarrollo económico: en
agricultura potencian el sistema de regadíos para aumentar la producción e
introducen nuevos cultivos orientales en la península como los cítricos, el
arroz y el algodón. En el sector artesanal producen manufacturas preciadas en las
ciudades como textiles, cerámica, papel y vidrio. El comercio se vio favorecido
por la difusión de una moneda fuerte, así como por la intervención de los
musulmanes como intermediarios entre oriente y el occidente cristiano. En el
interior se practicaba en los zocos y en el exterior se abren grandes rutas:
importando especias y artículos de lujo por la “ruta de la seda”, esclavos de
África y minerales, y madera del norte cristiano, y exportando a cambio
productos agrícolas y manufacturas de Al-Ándalus.
A nivel
social, los invasores árabes fueron una minoría, pero formarán la aristocracia
y poseerán las tierras mejores. Junto a ellos vendrán los bereberes, los
conversos del norte de África, que no tendrán tantos privilegios como los
anteriores. Las conversiones al islam serán en masa entre la población
hispanovisigoda, formando la clase media y baja. Una minoría cristiana y judía
convivirá en los territorios dominados por el islam, siendo respetadas sus
creencias a cambio del pago de un tributo. Por debajo están los esclavos
europeos y africanos.
Será una civilización urbana, con importantes ciudades como la capital de Al-Ándalus, Córdoba.
Será una civilización urbana, con importantes ciudades como la capital de Al-Ándalus, Córdoba.
Plano irregular del urbanismo de la ciudad de Córdoba en época musulmana.
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